Al conocer a alguien que te entusiasma y consideras como una posible pareja, puedes llegar a sentir que te comprende y le comprendes totalmente, hasta considerar que son iguales. Esta sensación de casi completa igualdad no obstante, suele ser pasajera, por lo que será necesario manejar las diferencias a fin de que la relación amorosa prospere.
Tanto las excesivas semejanzas como diferencias en la relación amorosa, dificultan la duración de la misma. Una situación nada extraña, es que muchos enamorados intenten forzarse a ser iguales, buscando proteger el vínculo y tener una convivencia armoniosa. Para ello, hacen cosas sólo porque al otro le gusta y/o dejan de lado sus propias preferencias.
Estar en pareja, no significa que deban siempre tener los mismos gustos. Respetar las preferencias y espacios individuales, es necesario tanto para la propia salud mental como para la del vínculo. Las supresiones o postergaciones de algo que le gusta hacer a uno a causa de complacer al otro, terminan siendo motivo de reproches y resentimiento. Si quieres hacer algo por tu cuenta, como ir a una función de teatro mientras tu compañero/a prefiere quedarse en casa, no te prives de ello, pero a la vez respeta las elecciones de tu pareja sin intentar cambiarla.
Quienes permanecen juntos durante mucho tiempo saben respetar los espacios y elecciones personales, más allá de que desde el principio no les haya significado ningún inconveniente, o bien que se trate de una habilidad aprendida en un camino donde se superaron obstáculos.
Los momentos que pasamos a solas, son un tiempo creativo y necesario para descansar, realizar distintas actividades y en definitiva sentirnos a gusto con nosotros mismos, sin mencionar que ayudan a valorar más el tiempo compartido. El hecho de que tu pareja posea intereses distintos, no significa que no te quiera ni son una amenaza para su relación amorosa, el respeto hacia uno mismo y hacia el otro, es el primer paso para manejar las diferencias.
Tweet