Tienes un e-mail, además del título de la célebre película protagonizada por Meg Ryan y Tom Hanks, es probablemente algo que veas casi a diario al abrir tu casilla. El correo electrónico, es parte de la rutina de un número cada vez más creciente de personas en el planeta. Pero, ¿qué pasa y qué nos pasa cuando nos comunicamos por email?, más aún si el destinatario es alguien con quien mantenemos un vínculo afectivo como un familiar, un amigo o una pareja, ya sea que podamos encontrarlo también presencialmente o esté físicamente lejos. ¿En qué cambia la expresión de nuestros sentimientos?
El correo electrónico, al implicar un lenguaje escrito habilita otro tipo de reflexión sobre lo que nos sucede y lo que queremos comunicar. Ver tus sentimientos e ideas plasmados delante de ti en la pantalla, te permite volver sobre los mismos al leerlos y entonces, hacerte preguntas y encontrar conexiones entre distintos aspectos que antes no veías, notando cómo repercuten en ti ciertos asuntos.
La expresión en el correo electrónico se torna más audaz, la represión de los sentimientos suele ser marcadamente menor, produciéndose muchas veces una catarsis y una sensación de liberación asociada a la misma. Al no experimentar cosas que se viven cuando se está frente a frente con el otro, como timidez o ansiedad, es más fácil que sentimientos profundos afloren. Decirle a alguien por ejemplo, que lo quieres o disculparte, resulta para muchos más sencillo vía email.
Al recibir el correo electrónico, es común que el destinatario viva un proceso similar generándose en muchos casos, un vínculo de confianza más rápido donde ambos se confíen cosas antes de lo que lo harían presencialmente. Por supuesto, la desinhibición o la confianza que se genere, dependerá del momento y de quién sea el otro.
Asimismo, el correo electrónico nos permite ordenar y desarrollar nuestros planteamientos sin interrupciones. Al concederte un momento a solas, pensando tranquilamente lo que quieres decirle a la otra persona y cómo deseas expresarlo para que capte mejor tu sentir, distintas ideas surgen en tu mente, quizás se trate de temas sobre los que no pudiste, no te animaste o no se te ocurrió hablar la última vez que la viste.
Las características de la comunicación y expresión vía email, se aprovechan cuando se utiliza el correo electrónico en la atención psicológica a distancia. Se estimula al consultante a dejarse fluir mientras escribe, de forma de contar con un rico material para trabajar en beneficio de su salud mental.
Muchas personas comienzan la terapia o realizan consultas específicas por correo electrónico debido a distintos motivos por ejemplo, porque en sus circunstancias les resulta más práctico o por timidez. Sobre ésta última, en distintas observaciones se ha comprobado que quienes eligen esta modalidad se sienten menos inhibidos al no estar frente al terapeuta, mientras junto con el mismo van analizando detalladamente lo escrito.
Internet revolucionó la comunicación interpersonal a distancia, brindándonos herramientas para escribirnos, vernos y escucharnos en tiempo real. Estas formas de comunicación y la presencial, tienen sus características propias, facilitando distintas cosas según las circunstancias y rasgos de personalidad de cada quien, así como acercándonos de un modo particular al otro. Cada vía de expresión es válida, podemos elegir y beneficiarnos de todas. Al escribir un email, muchas veces transmitimos más intensamente nuestros sentimientos, quizás vivas la experiencia en más de una ocasión cuando abres tu casilla de correo electrónico y ves que tienes un e-mail.