lunes, 6 de agosto de 2012

Estrés: breve ejercicio de relajación

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A modo de complemento de determinadas secciones, como la de estrés o la dedicada a los desempleados, donde vimos distintas técnicas para ayudarnos a manejar mejor nuestras emociones y la tensión, la propuesta de hoy es conocer un breve ejercicio de relajación fácil de aplicar a diario, en cualquier momento que decidas dedicarte.

1) En una habitación donde no seamos interrumpidos, apagamos el teléfono celular, el de línea, creamos un ambiente confortable y libre de sonidos que interfieran. Si deseas poner música de fondo, escoge alguna apropiada para la relajación o una grabación de sonidos acorde como el de las olas del mar, recuéstate en el piso, por ejemplo sobre una alfombra y cierra los ojos.

2) Comenzamos trabajando cabeza, cuello y hombros, puesto que es común que sea aquí donde varias personas somatizan el estrés. Primero, arrugamos la frente lo más que podamos y luego la vamos distendiendo. Ahora bajamos el ejercicio hacia los ojos, apretando y relajando los párpados. Vayamos a continuación hacia la mandíbula, sintiendo la tensión dentro de la boca hasta relajar de tal como que los labios queden distendidos y algo entreabiertos.

3) En este punto, trabajaremos los músculos de manos, antebrazos y bíceps. Aprieta fuertemente el puño izquierdo, notando la tensión en el mismo, en tu antebrazo y brazo. Ahora, lentamente comienza a aflojarlos advirtiendo el contraste hasta sentirlos completamente libres y flojos. Repite la misma rutina del lado derecho. A continuación, dobla los codos y tensa los bíceps, relájalos lentamente conectándote con las distintas sensaciones, pasando de la pesadez a la liviandad. Mientras lo haces, repítete la orden mental “Calma”.

4) Ahora es el turno de las piernas, las estiramos, subimos la izquierda hasta un ángulo de unos 40º, estiramos la punta del pie hacia delante, lentamente la bajamos y la volvemos a subir estirando ahora la punta del pie hacia arriba. Luego de bajar la pierna izquierda, repetimos el mismo procedimiento con la derecha y posteriormente con ambas juntas.

5) En el pecho y la espalda, es frecuente que repercutan los efectos del estrés, por lo que la respiración se torna superficial y con menor oxigenación. Entonces por último, nos ponemos de pie y aspiramos profundamente, llevamos los brazos hacia atrás y exhalamos por la boca lentamente. Ahora repetimos el procedimiento haciendo la respiración abdominal, conservamos el aire unos instantes y exhalamos lentamente. Relajamos y volvemos los brazos a su posición normal.

Una vez que culminas este sencillo ejercicio de relajación, registrar por escrito cuánto tiempo te llevó relajarte es una valiosa herramienta de reflexión, puesto que ayuda a ir comparando y tomando contacto con aspectos que quizás pasarían desapercibidos, como por ejemplo, si notas que cada día focalizas más tu atención, o si en algunos días te resulta más fácil concentrarte que en otros y a qué piensas que se debe. Todo lo cual, es un aporte para pensar desde otro lugar nuestro manejo del estrés y la tensión.