![]() |
¿Alguna
vez has sentido que nadie puede hacer una determinada tarea como tú? Es
bastante común, en especial si compartimos con otros un proyecto que nos importa.
Algunas personas, intentan frecuentemente controlar
lo que sucede, por temor a que los demás se equivoquen y que la tarea en común
se perjudique. Sin embargo, proponernos delegar
y evitar controlar todo, es un
proceso que permite disminuir el estrés y disfrutar más la rutina diaria.
[Imagen: Imagerymajestic/FreeDigitalPhotos.net]
[Imagen: Imagerymajestic/FreeDigitalPhotos.net]
Hacemos
algo extra aquí, perfeccionamos un detalle allá y así pasan los días no siendo
siempre fácil advertir cuándo comenzamos a sobrecargarnos. Evitar controlar
todo, implica reemplazar costumbres que parecen inamovibles, por conductas
más realistas y saludables.
Un
temor exagerado a los errores, suele dar lugar a la fantasía de que siempre es
posible realizar muchas tareas simultáneamente. Ser más concientes de que el
mundo no termina si nos equivocamos, de que los errores son oportunidades para
aprender, nos permitirá sentirnos más tranquilos y confiados, lo que repercute
directamente en nuestra salud psico-física y en la calidad de lo que hacemos.
Quienes
tienen cierta tendencia a controlar las actividades de los otros, como
empleados, hijos
o pareja,
creen que necesitan estar lo más informadas posible acerca de lo que hacen, a
fin de evitar algún incidente perjudicial más o menos importante. Estas
actitudes suelen resultarles agobiantes y molestas a los demás. Por tanto, cabe
cuestionar las creencias acerca de sus posibles equivocaciones. Todos tenemos destrezas, y reconocer las
ajenas al delegar tiende a fortalecer los vínculos, ya que al igual que
nosotros los demás también tienen derecho a aprender de la experiencia.
Antes
de preguntarnos cómo controlar las cosas, detengámonos a reflexionar acerca de
qué tan ciertos son los mensajes que nos dirigimos, ¿estamos por ejemplo
dejándonos llevar por temores sin tener demasiada evidencia?
Comprender
que más allá de que demos lo mejor de
nosotros, la vida implica cierta cuota de riesgo, fortalece nuestra habilidad
para adaptarnos a diferentes escenarios, ayudándonos no sólo a delegar y desistir de intentar controlar frecuentemente un gran número
de tareas, sino también a disminuir el estrés.
La intervención profesional durante una terapia, con estrategias adecuadas al caso específico,
contribuye a facilitar el proceso de evitar
controlar todo.