¿Has
tenido que buscar un acuerdo sobre un tema importante con alguien muy distinto
a ti? Quizás con tu jefe, algún compañero de trabajo o familiar. Es más
sencillo lograr una comunicación eficaz y armoniosa cuando compartimos
opiniones con los demás, o al menos sus puntos de vista no nos chocan o se
expresan de forma tolerante. El desafío está, en mantener una escucha atenta e
incluso la calma, si estas condiciones no se dan. Cómo evitar discutir sin fin, se
refirió a algunas características básicas de un contexto que contribuya a
llevar una conversación en buenos términos. En esta línea, la propuesta de hoy
se enfoca en habilidades comunicativas personales.
[Imagen: Ambro/FreeDigitalPhotos.net]
En
nuestra forma de comunicarnos intervienen diferentes factores, como el ambiente
en el que se desarrolla la conversación o experiencias previas, tanto con
nuestro interlocutor como otras que puedan relacionarse. Concentrarnos
primeramente sólo en comprender, nos ayuda a captar las intenciones ajenas,
tanto en sus palabras como en su tono de voz y gestos. Decirle al interlocutor
que comprendes y respetas su opinión, no significa que la compartas. Comunicar
que respetamos el pensar y sentir ajeno, es más importante de lo que puede
parecer.
Otra
técnica conveniente, es observar el comportamiento de personas que consideres
con habilidades comunicativas positivas, quizás un compañero que lleve mejor
las conversaciones con el jefe, o un amigo que te parezca más aplomado. No se
trata de convertirse en el calco de otra persona, sino de aprender de los demás
mediante la observación, practicando y adaptando habilidades positivas a
nuestra forma de ser.
Las
frases polarizadas del tipo “todo o nada”, donde se emplean los términos nunca
y siempre, por lo general implican juicios exagerados. Si bien es cierto que
pueden incluir aspectos que verdaderamente tengan relación con lo que se
afirma, expresarlos como algo permanente e incambiable, pone al otro a la
defensiva, por lo que es una piedra en el camino de la solución. Al ser un
comportamiento ajeno algo modificable, suele ser más conveniente señalar cómo
nos sentimos ante el mismo y por qué pensamos que sería beneficioso que lo
cambiara.
Se
ha comprobado que el sentido del humor contribuye a mejorar circunstancias
difíciles. El humor es un recurso que permite alivianar situaciones tensas, si
conocemos al interlocutor y podemos relativamente prever cómo reaccionará, y de
acuerdo también con el contexto ayuda a mejorar el ánimo y a disminuir la
ansiedad.
Como
todo cambio significativo y realista, adquirir habilidades comunicativas más
favorecedoras, requiere tiempo y perseverancia, valorando la contribución de
cada paso para construir el cambio. Probablemente, las primeras veces que
pongas en práctica nuevas actitudes las sientas algo artificiales, hasta que te
vayas acostumbrando y adaptándolas a tu personalidad.