sábado, 3 de enero de 2015

Aprender a decir no, 2a parte

aprender a decir no 2a parte 
En la entrega anterior Aprender a decir no 1ª parte, comenzamos a reflexionar sobre algunas características del presentar una negativa a las peticiones ajenas cuando la situación lo amerita. Todos podemos recordar algunas ocasiones en las que al final, sin demasiado entusiasmo, dijimos "sí". Sin embargo, hay quienes tienden a actuar de esta manera más frecuentemente. Dicha tendencia a ser complacientes si bien puede vincularse a una actitud colaborativa hacia los demás, también puede relacionarse con serias dificultades para expresarnos cuando algo no nos interesa, no podemos o no queremos realizarlo.
[Imagen: pakorn/FreeDigitalPhotos.net]
Acceder demasiado frecuentemente tiene sus consecuencias, ya que vamos postergando y poniendo en un segundo plano nuestras propias necesidades y deseos, lo que perjudica nuestra autoestima o nos pone en riesgo de ser utilizados. Algunos puntos que pueden ayudarnos a comunicar una negativa de la mejor manera cuando es oportuno: 
 
* Para empezar, ¿sabemos lo que queremos? Más allá de los deseos e intenciones de los otros, tener la costumbre de cuestionarnos qué y por qué deseamos lo que deseamos nos ayuda a crecer mejorando nuestra capacidad de mirar hacia nuestro interior. A veces nuestras metas coincidirán con las de los demás y otras veces serán distintas.
    
* Demostrar interés por el evento o tarea al que se nos invita a participar. Comunicar en primer lugar nuestro interés, aprobación (ya sea hacia la tarea o la otra persona) o intención de colaborar. 
* Comunicar claramente. Es necesario expresar con claridad las razones por las que se rechaza una propuesta, incluyendo nuestro punto de vista, sentimientos, situación o necesidades.
* Abstenerse de manipular. Intentar responsabilizar al otro por nuestras dificultades, lejos de ser una buena idea para convencerlo es la puerta de entrada a conflictos.
* Sostener la negativa. Si nuestro interlocutor no está acostumbrado a que le digamos no, es de esperarse que insista, al menos por un rato, intentando convencernos con diferentes argumentos. De ahí la importancia de mantener la propia decisión, o bien de negociar y llegar a un acuerdo si ello no es posible. 
* Evaluar luego la decisión de acuerdo al contexto. Tanto si los resultados son positivos o negativos, es necesario evaluar nuestra decisión para aprender de la experiencia. ¿Qué pasó con nuestros objetivos? ¿Se cumplieron? ¿Cómo nos sentimos al negarnos? ¿Cuál fue la reacción de la otra persona? 
  

La dificultad a negarse suele relacionarse con la forma en que nosotros mismos recibimos el "no". Por ejemplo, si solemos sentimos muy heridos cuando alguien nos dice que no puede o no quiere ayudarnos en algo, tenderemos a pensar que los demás se sentirán de igual manera ante nuestra negativa. La mayoría de las personas suelen incluir el temor a ser rechazadas dentro de sus dificultades para negarse. Temen la reacción de los otros, lo que puedan pensar y sentir. La única manera de saber efectivamente lo que sucederá y de aprovechar la experiencia para crecer es atrevernos y aprender a decir "no".